miércoles, 1 de diciembre de 2010

Apunte parabalompédico.

17.30 h de la tarde del lunes, la del clásico (adjetivo al que alguien, acertadamente, volvió a desustantivar en la sentencia "clásico repaso"). El autocar de la expedición madrileña arriba a los aledaños del Camp Nou. La masa culé le abre pasillo (no precisamente de honor) y recibe a los jugadores rivales, sursum corda, con el corazón bien en alto (me refiero al dedo, claro), amén de con los obligados baldones, oprobios, increpaciones y  vituperios de escasa delicadeza expresiva, los más, y vario ingenio lingüístico, los menos.

Las ventanillas del autocar, convenientemente ahumadas. Todas, salvo las delanteras laterales, necesarias a la visión del conductor. Por la de la derecha, cínica sonrisa en las comisuras y acerado brillo en los ojos, asoma  el saludo de Mourinho, quien, impertérrito, hace oscilar levemente de derecha a izquierda, y viceversa, su mano siniestra, abierta de par en par. ¡Qué cojones tiene el tío!

Final del partido. Cinco a cero: una manita. Se suscita un dilema: ¿lo de Mou fue saludo sedicioso o mal agüero y buen pronóstico?

lunes, 5 de julio de 2010

EL SOL SE LLAMA LORENZO

Estos que a siniestra mano veis son Catalina y Lorenzo, es decir, la luna y el sol.

En un reciente viaje a los madriles del bochorno estival, mi amiga Alicia —Silvia, su madre, mediante— me preguntó por qué al sol lo llamamos Lorenzo. A poco, mi estimada Montse me ha formulado idéntica cuestión. Y, como quiera que ni a una ni a otra pude dar respuesta, y como quiera que, pese a mi inclinación vinatera, nunca me ha gustado que a la vuelta lo vendan tinto, me he puesto a redactar esta entrada, que —ya lo anticipo— poco o nada ha de concluir.

Al parecer, en ciertas partes de hispanoamérica, según he oído contar a una colombiana, al sol  lo llaman el mono. A esto sí que puede darse explicación, pues bien pudiese ser debido a que las culturas azteca y maya utilizaban este animal como símbolo solar, tal y como se muestra en la pictografía que ha llegado hasta nuestros días. Que, en Puerto Rico, por su parte, el astro rey sea llamado el rubio posee tan evidente explicación, que huelga referirla.

Con todo, la incógnita es nuestro peninsular Lorenzo y mucho me da que, para ese poco o nada que habré de concluir, andareme, como el maestro Cervantes, tirando de conjeturas verisímiles. Ustedes sepan perdonármelo y venga ya la primera de ellas.

En la ciberpágina de la Asociación Canaria para la Enseñanza de las Ciencias, ACEC "Viera y Clavijo", se lee:
En el solsticio estival, en torno a la fiesta de San Juan, la duración del día es máxima y deberá coincidir esta fecha con el momento de más calor. Sin embargo ocurre que, al recibir la radiación solar, el suelo se calienta en tal medida que no consigue desprender la suficiente energía calorífera en las cortas noches estivales. De esta manera, el calor proveniente del Sol se suma con el que desprende por convección la corteza terrestre, incrementando el bochorno de verano, hasta que la duración del día disminuya lo suficiente y neutraliza así la conjunción de ambos fenómenos. Esto ocurre en nuestras latitudes en torno al 10 de Agosto [perdón por la intromisión, pero está de recibo que los nombres de los meses no se escriben con mayúscula], cuando el santoral celebra la fiesta de San Lorenzo; y de ahí el dicho tan conocido de que “El día de San Lorenzo es el de más calor del año.
La tintura científica de que se cubre esta explicación le confiere una indudable verosimilitud, que no necesariamente veracidad. Cierto es que, en paremiología, los santos son quienes cortan gran parte del bacalao, las más de las veces meteorológico. Ahí está san Isidro, sin ir más lejos, quien, labrador, quita el agua y pone el sol; o san Antón, quien nos da media hora más de sol. Todo lo condicionan y someten a su isobárico arbitrio: Si hace viento por san Matías, hace viento cuarenta días; si hiela en santa Lucía, en primavera habrá buenos días, pero si lo hace por santa Quiteria, mal año espera... Asimismo, en el resto de la fraseología es también frecuente su presencia, verbigracia, san Telmo y su fuego —tratándose de fuego, mejor no volver a mentar de nuevo a san Antón—, o el propio san Lorenzo, quien, más allá de bautizar o no al sol, a lo que sí da nombre es a las Perseidas, la famosa lluvia de meteoros que, según la tradición no son sino las lágrimas del santo, pues acontecen en torno al 10 de agosto. Este último dato es, a mi propósito, relevante. De la casualidad de que las Perseidas y la canícula coincidan en torno a una misma fecha, podríamos colegir erróneamente una necesaria causalidad: si a un meteoro se lo bautiza con el nombre correspondiente del santoral, ¿por qué no también al otro? Sin embargo, no acaba de convencerme el hecho de que, en el proceso bautismal, al santo le caiga el ídem. Ni siquiera al bueno de Telmo le sucede; su fuego sólo admite dos únicas variantes: de San Telmo o de Santelmo.

Ya puestos a aventurar hipótesis, quizá se añada —o se superponga— a lo arriba referido el hecho de que, siendo cierto que el período canicular suele sobrevenir por esa fecha y atendiendo a que el martirologio nos refiere que san Lorenzo fue abrasado en una parrilla, la asociación fácil está servida. De hecho, los contextos en que más se alude al sol como lorenzo suelen tener una marcada intención ponderativa: ¡cómo pica —o pega o quema o torra...— hoy el lorenzo!, solemos decir.

Sea como fuere, lo cierto es que existe una canción popular española —asturiana, por más señas— que o bien está en el origen del apelativo o bien se nutre de él. La canción, de la cual existe una armonización estupenda para piano y voz, de Toldrà, dice así:
El sol se llama Lorenzo
y la luna Catalina.
Catalina anda de noche
y Lorenzo anda de día.
Al son que la repetía,
al son que la repitió,
"al tibirín, tibirón".

Enamorose Lorenzo
de la blanca Catalina
y le pidió una mañana
si con él se casaría.
Al son que la repetía [...]

Fue muy sonada la boda
de Lorenzo y Catalina:
¡qué hermosa estaba la novia
con su manto de estrellitas!
Al son que la repetía [...]
Pienso ahora, y acaso venga que ni al pelo, que, en la asturiana Gijón, uno de los parajes más hermosos es el que componen el cerro de Santa Catalina y la playa de San Lorenzo. No obstante, de forma contraria a lo que cabría suponer según la letra de la canción, si hemos de dar formas a esta geografía, el cerro es más sol y la playa, totalmente luna.

Y hasta aquí llego. Después de todo, se me ocurre que el bautizo del lorenzo acaso no sea más que eso, un simple bautizo. Eso sí, con nombre rústico, como corresponde a la llaneza popular. Mi apego quijotil me trae en este momento a la memoria al manchego Lorenzo Corchuelo, padre de Aldonza Lorenzo (Dulcinea del Toboso).

Si alguno de ustedes está en disposición de arrojar nuevas luces, de aportar nuevas y verisímiles conjeturas, Alicia, Montse y un servidor se lo agradecen.

lunes, 14 de junio de 2010

DIFERENCIA GENERACIONAL

En la taberna, óleo de José Bardasano Baos

El anciano esperaba en vano a su idolatrado nieto en la taberna de la esquina. Conversaba con los vecinos de siempre sobre los temas de siempre y bebía ya su tercer vino.
Mientras tanto, el joven no entendía dónde carajo se había metido su abuelo. Hacía ya más de una hora que la azulada luz de la pantalla de su portátil se reflejaba en su ensimismado rostro. Y, a cada instante que transcurría, le parecía  más extraño que aquel viejo, a quien tanto quería, hubiese insistido en quedar con él para chatear.

viernes, 4 de junio de 2010

EMPALMARSE, EN ÚLTIMA ACEPCIÓN

Aunque siempre se empalmaba, carecía de apetito venéreo. No padecía priapismo; eran cosas del oficio: sicario hampón, diestro en el manejo de la albaceteña.

sábado, 29 de mayo de 2010

LA CRISIS ECONÓMICA, según El Roto


(Gracias, Dino).

Por cierto, si disponéis de cinco minutos, os recomiendo leer este artículo de El País, escrito por dos profesores de Ciencia Política de la Universidad de Oxford. No tiene desperdicio su certero análisis de la reciente cagada del Gobierno Zapatero.

martes, 25 de mayo de 2010

EL SANT JORDI DEL MEU FILL

LA INUNDACIÓ
Plou, plou, plou.
Plou sense parar.
La ciutat s'inunda;
no sé on anar.

La pluja destrueix la ciutat
i jo encara estic perdut.
Penso que és la meva fi,
sota un cel negre i brut.

Els núvols llampeguen,
el cel brut m'esgarrifa,
el sòl es fa fangós
i les cames m'han fet figa.

Semblo amenaçat,
els núvols em criden.
Ja és mitjanit.
He perdut la vida.

martes, 18 de mayo de 2010

NI MACROPSIA NI MICROPSIA

Por desgracia, nada tiene que ver esta agónica metáfora con el síndrome de Alicia en el País de las Maravillas. (Gracias, Boni, por pasármelo).

lunes, 17 de mayo de 2010

domingo, 16 de mayo de 2010

FUNCIONARIOS FUNCIONANDO

Bastante colabora quien no entorpece, dice el adagio. Y para no entorpecer, qué mejor que quitarse de en medio (¡qué literalidad la del vídeo!).

Yo me he sentido siempre, además de funcionario, funcional —lo digo relativo a la funcionalidad, no al funcionalismo; aunque también, sin embargo eso es harina de otro costal—. Acaso es por ello que un vídeo como el que aquí cuelgo me mueve a risa, pero no hace que me reconozca en su hipérbole paródica. En fin, ¿quién sabe?, ahora que el Estado parece que nos robará un 5% del sueldo... ¡Le entran a uno unas ganas de emular las proezas que muestran estas imágenes!

jueves, 6 de mayo de 2010

DIOS LES COJA CONFESADOS

Este señor de la foto es Leopoldo Abadía todo un fenómeno del fenómeno Internet. Y hace un par de meses escribió el siguiente artículo con más de dos dedos de frente:

Me escribe un amigo diciendo que está muy preocupado por el futuro de sus nietos. Que no sabe qué hacer: si dejarles herencia para que estudien o gastarse el dinero con su mujer y que “Dios les coja confesados”.

Lo de que Dios les coja confesados es un buen deseo, pero me parece que no tiene que ver con su preocupación.


En muchas conferencias, se levanta una señora (esto es pregunta de señoras) y dice esa frase que me a mí me hace tanta gracia: “¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?” Ahora, como me ven mayor y ven que mis hijos ya están crecidos y que se manejan bien por el mundo, me suelen decir “¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros nietos?”


Yo suelo tener una contestación, de la que cada vez estoy más convencido: “¡y a mí, ¿qué me importa?!” Quizá suena un poco mal, pero es que, realmente, me importa muy poco.


Yo era hijo único. Ahora, cuando me reúno con los otros 64 miembros de mi familia directa, pienso lo que dirían mis padres, si me vieran, porque de 1 a 65 hay mucha gente. Por lo menos, 64.


Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon mucho por mis cosas, me animaron a estudiar fuera de casa (cosa fundamental, de la que hablaré otro día, que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y de tu piso), se volcaron para que fuera feliz…y me exigieron mucho.


Pero ¿qué mundo me dejaron? Pues mirad, me dejaron:


1. La guerra civil española

2. La segunda guerra mundial
3. Las dos bombas atómicas
4. Corea
5. Vietnam
6. Los Balcanes
7. Afganistán
8. Irak
9. Internet
10. La globalización

Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro. ¿Vosotros creéis que mis padres pensaban en el mundo que me iban a dejar? ¡Si no se lo podían imaginar!


Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante: intentar darme una muy buena formación. Si no la adquirí, fue culpa mía.


Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro, me entrará la depre y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo más mínimo.


A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales,…Lo que por ahí se llama “buena gente”.


Porque si son buena gente harán un mundo bueno. Y harán negocios sanos. Y, si son capitalistas, demostrarán con sus hechos que el capitalismo es sano. (Si son mala gente, demostrarán con sus hechos que el capitalismo es sano, pero que ellos son unos sinvergüenzas.)


Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más darles una buena formación: que sepan distinguir el bien del mal, que no digan que todo vale, que piensen en los demás, que sean generosos…En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se os ocurran.


Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho más qué hijos íbamos a dejar a este mundo.


A la señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar. Y volví a darme cuenta de la importancia de los padres. Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que está todo, pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas.


Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas.


Pero lo fundamental es lo otro: los padres. Ya sé que todos tienen mucho trabajo, que las cosas ya no son como antes, que el padre y la madre llegan cansados a casa, que mientras llegan, los hijos ven la tele basura, que lo de la libertad es lo que se lleva, que la autoridad de los padres es cosa del siglo pasado. Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA.


P.S.


1. No he hablado de los nietos, porque para eso tienen a sus padres.

2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño.
3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles.

domingo, 2 de mayo de 2010

HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA

Serrat, en el Auditori de Girona (no pude reprimirme el llevarme este recuerdo)
En 1972, yo tenía apenas siete años, vestía bata escolar y formaba en línea recta en el patio escolar a la espera de subir con marcial orden al aula.

Ese mismo año de 1972, el corpus poético de Miguel Hernández, bajo yugo franquista, apenas si alcanzaba las 200 páginas, merced a alguna que otra antología suelta y  a la edición de El rayo que no cesa, en la colección austral de Espasa. Aun así, bajo mano y en las trastiendas de ciertas librerías, no resultaba imposible conseguir las ediciones argentinas de Losada, las cuales elevaban el número completo de páginas a aproximadamente el millar.

Veinte años después, en 1992, yo había cumplido ya veintisiete años, estaba doctorando y la publicación de las Obras completas del poeta puso a mi disposición y a la de cualquiera no menos de 2.500 páginas.

Con todo, Miguel Hernández no había venido a mí, como sí hiciesen luego otros poetas; a Miguel Hernández me lo trajo tempranamente Joan Manuel Serrat aquel lejano año de 1972. Mis recuerdos de educación primaria, de aquella pretérita y malograda EGB, están indisolublemente ligados a los temas que, del autor de Orihuela (también del que fuese a morir a Collioure), versionó el cantautor catalán. Seguramente mi desmemoria procura a los hechos una falaz continuidad, pero tengo la sensación de haber ido creciendo, de haberme deshecho de la bata escolar y haber cambiado la piel infantil por la adolescente al tiempo que aquellos musicados versos calaban hondo en mí, sin ser yo enteramente consciente. En el patio del colegio nacional, a fuerza de recreos y altavoces, aprendí mis primeros versos de memoria sin saber siquiera que lo eran. Luego, durante el resto de mis días, se han aletargado y despertado en un juego parecido al de los ojos del Guadiana. Y en numerosas ocasiones han sido mi sonora madalena proustiana.

Treinta y ocho años después de editar aquel elepé, en este hernandiano 2010, Serrat ha publicado su Hijo de la luz y de la sombra. Demasiados años median para tildarlo de simple continuación —aunque, en cierta medida sí lo sea—; antes bien, se trata de una culminación, como lo fuesen en el 92, las Obras completas.

El pasado miércoles, mientras el país entero anhelaba ante las pantallas de los televisores la victoria o la derrota de mi amado Barça, yo fui al Auditori de Girona en busca del tiempo perdido.

Y lo encontré.


viernes, 23 de abril de 2010

DÍA DEL LIBRO


Que hoy celebremos el día del libro y el día de la rosa tiene, como todo en esta vida, una explicación. O, para ser más exactos, dos.

La primera atañe a la rosa y nos habla de un legendario Sant Jordi, una legendaria princesa y un legendario y malogrado dragón, de cuya sangre derramada al morir brotó un rosal. La princesa y el caballero no vivieron felices ni comieron perdices; pero, como quiera que antes de volver grupas, Sant Jordi obsequiase a la regia doncella con la rosa que más refulgía bajo el sol su bermellona hermosura, hoy, día de este santo patrón, los catalanes acostumbramos a regalar rosas a las mujeres que amamos.

La segunda explicación atañe al libro y, aunque no legendaria sino real, contiene algún engaño. El Día Internacional del Libro debe su fecha conmemorativa a la casualidad de que quienes han llegado a ser los escritores más universales, Miguel de Cervantes y William Shakespeare, falleciesen un 23 de abril de 1616 —casualmente, el dramaturgo inglés parece haber nacido también un 23 de abril, cincuenta y dos años antes—. Sin embargo, cabe saber que tal fecha señala días en realidad distintos. Efectivamente, en aquel año de 1616 regían en España e Inglaterra calendarios distintos. Mientras que aquí se había adoptado en 1582 el calendario gregoriano, acullá continuó en vigor el juliano hasta 1756. Si consideramos que el desfase temporal que el nuevo calendario intentaba enmendar era de diez días, ha de concluirse que el autor de Hamlet falleció, según fecha gregoriana, el 3 de mayo. Pero poco importa esto; después de todo, en rigor, Cervantes tampoco murió aquel 23 de abril de 1616, sino que tal fue el día de su entierro. En realidad, había fallecido el día anterior.

En fin, razones imperfectas para un día perfecto.

Us desitjo a tots una feliç diada.

martes, 13 de abril de 2010

NI TE CASES NI TE EMBARQUES

Como dijo Umberto Eco «La superstición trae mala suerte», de modo que yo no soy supersticioso. Por si acaso ustedes lo son, recuerden que hoy es martes 13, o sea que crucen los dedos, toquen madera y, a ser posible, háganse con un trébol de cuatro hojas, con una herradura de siete agujeros o con una simple pata de conejo. ¡Ah, y no se deshagan de lo conseguido, que en julio se las habrán con otro! (cada año les aguardan de uno a tres). O eso o vayan ahorrando para un buen psicólogo, pues, al parecer, adolecen ustedes no solo de tredecafobia o triscaidecafobia —temor irracional a los martes—, sino además de trezidavomartiofobia —aversión al martes 13—. (Yo no sé quién habrá sido el refinado ingeniero lingüístico responsable de tan horrísonos palabros; pero, al seguro, sufría de fobia a la eufonía).

Son numerosas las hipótesis que se plantean para explicar la fama de fatídico que tiene este día, y, aunque a ciencia cierta nada se sabe, cualesquiera que sean las acertadas han de ir, necesariamente, en dos sentidos: el funesto número y el aciago día de la semana. Como es bien sabido, la mala suerte debida a la confluencia de ambos elementos no es creencia universal; verbigracia, en la cultura anglosajona, es el viernes el que converge con el 13.

Vayamos por partes.  En lo que atañe al número 13, llamado por muchos 12+1 (siempre me pregunto por qué no 14-1), de él se dice que es la cantidad de espíritus del mal que hay en la cábala; que es la carta del Arcano Mayor que, en el tarot, corresponde a la muerte; que es el capítulo del Apocalipsis donde se anuncia la venida del Anticristo... Sin embargo, parece que la explicación más difundida es la que apunta a la Última Cena, en la que trece eran los comensales, y ya se sabe cómo acabó quien no era apóstol sino maestro. No obstante, a mi entender, algo hay que escapa a la lógica. Cierto es que, para cualquier hijo de vecino, la muerte no es nunca algo deseable, menos aún a deshora; sin embargo, Jesús no lo era (hijo de vecino, digo), era hijo del Altísimo, quien, además, le tenía reservado tal inmediato porvenir con el fin de la Redención. ¿A qué, pues, señalar tan aciagamente el suceso? Claro, siempre cabe un ánimo jocoso en el origen de la superstición; aunque, puestos a ser festivos, más acertado sería pensar en el final de Judas Iscariote, sin duda, el más vecinal de cuantos asistieron al ágape.

Cuenta Augusto Conté, en el primer tomo de sus Recuerdos de un diplomático que el embajador danés en la España ilustrada de 1841 «tuvo la ocurrencia de mandar hacer una muñeca de grandor casi natural, y la sentaba a su mesa cuando alguna circunstancia imprevista reducía el número de sus convidados a trece».

Por cierto, digo yo que quien adolezca de triscaidecafobia no ha de ser persona terca, a riesgo de "mantenerse en sus trece", como hiciese el Papa Luna al encerrarse en el castillo de Peñíscola sin haber renunciado nunca a su pontificado como Benedicto (¿adivinan el guarismo?) XIII.  Claro que, si uno es obstinado, siempre cabe buscar a quien lo sea tanto o más y que sea él quien "se mantenga en sus trece" mientras uno "se mantiene en sus catorce" (tal diría, por ejemplo, el bueno de Sancho hablando de su señor don Quijote y del caballero de la Blanca Luna).

En cuanto a lo que al martes se refiere, la explicación más plausible es la de que este día se halla consagrado al dios Marte —martis dies—, que lo era de las disensiones y de las batallas. Por esta razón, los gentiles no celebraban casamientos en martes, de donde las gentes llanas lo tomarían como día aciago. De tal manera que "En martes, ni te cases ni te embarques (ni de tu familia te apartes, ni tu puerco mates"), "En martes, ni gallina eches ni hija cases", "En martes, ni hijo cases, ni cochino mates". Y, de ahí, "Boda buena, boda mala, el martes en tu casa", aunque "Buenos y malos martes los hay en todas partes".

Les deseo buena suerte.

jueves, 8 de abril de 2010

NO ME ABANDONES

 


El 8 de abril de 1929, hace hoy ochenta y un años, nació Jacques Romain Georges Brel.
Hay quien piensa que nada sucede gratuitamente. A pocas que ese quién lleve razón, Jacques Brel nació para cantarnos esta canción.

viernes, 26 de marzo de 2010

L' AMIC D' ELS AMICS DE LES ARTS

Foto de móvil; perdón por la mala calidad.
(Yo no tengo arreglo y Joan Enric es más guapo aún de lo que aparece aquí).

Joan Enric, colega de insti en estas cada vez más difíciles lides de la docencia, es, además, estrella del rock —concretamente, a lo que parece por lo poco que yo sé de taxonomía musical, del pop folk con algo de electrónica—. Junto a Eduard, Ferran y Dani, conforma Els Amics de les Arts.

El domingo tuve el placentero acierto de asistir a un concierto del grupo en el Teatro Casino de Vidreras. Sus melodías son sencillas y pegadizas —y si no, que le pregunten a mi mente, donde se instalaron durante toda la mañanita del lunes siguiente «Jean Luc», el bueno de Godard, la táctica culé del 4-3-3 y el hombre que trabaja haciendo de perro—. Sus letras hablan de una cotidianeidad que es a veces alegre, a veces triste; pero siempre tratando de resaltar, a través del prisma de lo absurdo, el lado humorístico, irónico, amablemente irreverente con que,  también y tan bien, pueden entenderse todas nuestras experiencias y relaciones humanas consuetudinarias. Además, el concierto es más que un concierto: cada una de las canciones es introducida por una suerte de monólogo, cuyo elaborado guion provoca la hilaridad del público asistente. En ocasiones, incluso, la improvisación de Joan Enric y los suyos atenta contra la integridad del guion y son ellos mismos los que no pueden por menos que reír tanto o más como los que hemos pasado por taquilla. Sin duda, toda una envidiable demostración de vis cómica, tan inteligente y elaborada como espontánea.

Joan, a poco, verás que el alumno aquel llevaba más razón que un santo al decirte: «Profe, ¿qué carajo haces tú aquí? Eres famoso y la gente paga para oírte; aquí, en cambio, nadie te escucha.»

Has de volar, sin duda —y el sentido de obligación de la perífrasis no lo pongo yo, sino el sentido común y la calidad de vuestro arte—. Es una predicción fácil.



NOTA: El vídeo —elegido por Joan— pertenece al último álbum de Els Amics de les Arts. Se trata del cuarto en su discografía, pero es el primero en un formato físico. Los tres anteriores —uno y dos maquetas, en realidad— podéis descargarlos gratuitamente en su página de WordPress, a la cual os dejo un enlace aquí. ¡Ah!, y no olvidéis votar por ellos en el premio al Disc Català de l´Any.

sábado, 20 de marzo de 2010

BIENVENIDA

Rosa y nieve ©, por Jnj

viernes, 26 de febrero de 2010

SÓLO LOS MÁS TONTOS FUMAMOS.

Leo en una noticia, difundida anteayer desde Nueva York por Reuters, que los individuos con un menor cociente intelectual son más propensos a fumar [...], según afirman las conclusiones de un estudio elaborado por el Centro Médico Sheba en Tel Hashomer (Israel) entre más de 20.000 soldados israelíes. Aunque el informe se apresura a puntualizar que fumar no hace que la inteligencia de las personas se reduzca, uno tiende enseguida a incluirse entre el género estulto.

Por supuesto, no voy a hacer proselitismo acerca de tan necio vicio; es más, ni siquiera preciso de leer semejantes noticias y estudios para ser consciente de que no haber dejado aún de fumar es una tontería y de las gordas. Sucede que uno empieza a estar más que harto de que le calienten las orejas en torno a lo de marras, abierta o sutilmente y desde tantos frentes.

Y digo yo: ¿por qué estas buenas gentes del Sheba en Tel Hashomer han elegido como conejillos de Indias a soldados israelíes? En fin, lo de israelíes, por proximidad geográfica, naturalmente; pero ¿soldados? ¿Acaso sea porque su espartana uniformidad se hace extensiva también al cociente intelectual? No creo; ello restringiría el margen de error en el estudio. No obstante, los números cantan: resulta que el cociente intelectual de los no fumadores fue de 101, mientras que el de los hombres que comenzaron a fumar antes de entrar en el ejército se quedó en 94.

No sé a ustedes; pero, a mí, lo que de verdad me preocupa del estudio es que todos aquellos, fumadores y no fumadores, a quienes dan fusiles en una de las zonas más conflictivas del planeta presenten una media tan mediocre¹ en su cociente intelectual.



¹ Mediocre significa 'de calidad media': la clasificación 'normal brillante' se da, en ascenso, a partir de un IQ de 110 y la de 'normal lento', en descenso, a partir de 90 (nada que objetar, pues). Lo malo es que 'mediocre' también significa 'de poco mérito, tirando a malo' (preocupante, ¿no?).

IMAGEN: 'Siente' © , por Enetenetu.

jueves, 18 de febrero de 2010

CHINCHETAS ORALES

Quien más y quien menos puede tener un tic; ahora bien, sucede que eso que pudiese no ser un problema mayúsculo, hoy día se nos ha convertido a todos en uno en mayúsculas: todos tenemos TIC, esto es, [nuevas] tecnologías de la información y la comunicación.

Vivimos, dicen —y yo me lo creo—, en la era de las nuevas tecnologías y, de ello, se deriva una consecuencia inmediata: la cultura de la imagen en la que veníamos instalándonos desde hace ya un tiempo, se ha, definitivamente, consolidado. Pocos debemos de ser ya quienes no congreguemos a pie juntillo con la axiomática ponderación de que "una imagen vale más que mil palabras".

Cierto es que la imagen, por su incontrovertible capacidad plástica, capta antes nuestra atención. No hay más que atendender al saber paremiológico para recordar que, si prentendemos conocer las cosas como son, para sacarles provecho o para evitar las que pueden causarnos perjuicio, no hay otra que abrir bien los ojos; si queremos desengañar a alguien en cosas que le puedan importar o descubrirle algo de que estaba ajeno, lo que toca es abrirle los ojos; nuestro interés por personas o cosas presenta una gradación ascendente de tal manera que, tras echar un ojo (o un vistazo), enseguida le echamos el ojo, le clavamos los ojos y, finalmente, nos lo comemos con los ojos. Todo nos entra por los ojos y, por eso, cuando nuestro concepto o estimación de alguien varía, es que lo hemos mirado con otros ojos. Y por eso también, cuando algo no entendemos, por muy abstracta que sea la realidad, es que vamos a ciegas.

Reconozco que, al principio, no he hecho sino exagerar al establecer como una problemática las TIC. Sin duda, lo que se esconde tras estas siglas tiene sus bondades, pues, pese a que potencian extremamente la cultura de la imagen, en absoluto se reducen de forma exclusiva a ella. Por ejemplo, la Wikilengua del español está dispuesta a rizar el rizo con su atractivo y ambicioso proyecto de crear lo que han dado en denominar Atlas oral, con el cual pretenden que los hispanohablantes construyamos con nuestras aportaciones un registro de las diferentes hablas del castellano, con atención especial al habla popular. ¡Hay que ver, si don Ramón Menéndez Pidal levantase la cabeza, cómo habría de censurarme la perorata introductoria de esta entrada! El primer mapa lingüístico de España se halla en la enciclopedia Espasa (1923, vol. 21, págs. 416-417). Sin duda, el texto sobre las lenguas que lo acompaña fue redactado por el ilustre filólogo, aunque parece desatino pensar que el diseño del desafortunado mapa, como señala Jesús Burgueño, pueda serle atribuido.

Les animo, pues, a todos ustedes —al tiempo que me animo yo mismo— a contribuir a la génesis de este atlas aún en cierne. Google Earth o Flickr, por ejemplo, llenan sus mapamundis de variadísimas imágenes, las cuales penden de chinchetas virtuales. Ahora a esas chinchetas, de visual, sólo les quedará su diseño: serán, en esencia, sonoras; concretamente, orales. No importa si ustedes sesean o cecean; si vosean, tutean o ustean; si son yeístas... o si, cuando hablan de 'polla', se refieren a una carrera de caballos, a una gallina nueva, a una mujer joven, a una chuleta para el examen, a la lotería nacional, a cierto combinado lácteo, a un esputo o a su miembro viril. Mejor dicho, sí importa. Es lo que, en definitiva, importa más.

domingo, 14 de febrero de 2010

LA PALABRA MÁS ROMÁNTICA

Según informa Reuters, un sondeo realizado por Today Translations en el que se interrogó a unos 320 lingüistas dicta que la palabra más romántica del mundo es la voz francesa 'amour'. Curiosamente, en este mismo sondeo se concluye que el idioma más romántico no es el de nuestros vecinos norteños sino el italiano —'amore' ha habido de conformarse con la medalla de plata—. Por otro lado, el idioma en el que la expresión 'te amo' suena menos romántico ha resultado ser el japonés ('watakushi-wa anata-wo ai shimasu').

En fin, vayamos por partes. El resultado no me sorprende, pero entiendo que la base ponderativa en la que se sustenta no es de orden lingüístico, sino social. Aunque por lo visto a partir de ahora ya no, el francés ha sido siempre, por antonomasia, el idioma del amor, como París ha sido siempre su capital. O Venecia —¡qué distinta sin ti!—; de ahí la pugna entre 'amour' y 'amore'. Lo latino siempre conlleva un plus pasional; resulta casi un oxímoron la imposible expresión 'anglosajón ardiente', no en vano, por esas latitudes más frías, a un buen morreo lo llaman 'french kiss'. ¡Y, sin embargo, cuán fácilmente nos han endosado su Valentine’s Day!

Por otro lado, me cuesta imaginar a Sakura (ella) e Hiroto (él) el día de Tanabata, con la vía láctea por testigo, prefiriendo declararse amor eterno con un 'je t'aime' o con un 'ti amo' en vez de con un 'watakushi-wa anata-wo ai shimasu'. No lo imagino como no me imagino yo susurrando un ‘I love you’. A Montse, li dic a cau d’orella ‘t’estimo’. Salvo que la quiera mover a risa, claro.

Ya me gustaría saber quiénes son esos más de 300 lingüistas responsables de tamaña soplapollez.

Si hay una palabra que sea suma y compendio del romanticismo, esta no es otra que ‘yo’, cuya deixis apunta directamente al individuo, a su libertad, su rebeldía, su imaginación y fantasía, su imperfección, su subjetivismo y su sentimiento. Y es merced a esta inclinación romántica al sentimiento antes que a la razón que hoy día identificamos unívocamente, de forma un tanto simplista, nuestro comportamiento romántico con el hecho de estar enamorado.

Como quier que el amor supone un inevitable desapego del yo a favor del tú, acaso debiese ser este pronombre personal de segunda persona, singular, la palabra más romántica, al menos en el día de los enamorados. Más aún, voto por el paradigma completo: tú, te, ti, contigo.

Feliz día —aunque yo me reservo de forma especial para Sant Jordi—.

jueves, 11 de febrero de 2010

VERDAD MENTIROSA



La forma
más perversa
de mentir
es
no decir
toda la verd...




Ilustración de Pep Tur.

jueves, 4 de febrero de 2010

MICRORRELATO: El consentido

Durante toda su vida, sus padres lo consintieron tanto que hicieron de él un hombre consentido.

Y, claro, su mujer le fue infiel.

domingo, 31 de enero de 2010

EL SENTIDO DE LA VIDA

...¿?..
Resulta ocioso buscarle un sentido a la vida; es la vida la que ha de dar sentido a todo.


viernes, 22 de enero de 2010

SERGIO.

Sergio Beser murió ayer a los 75 años de edad. Sus setenta y ocho kilos de mala leche pelirroja, como equivocada pero cariñosamente los calificase Vázquez Montalbán, descansan eternamente en 'Los Mares del Sur' tanto como en Sant Cugat, Morella o Bellaterra.

A Sergio... (resulta paradójico que sea justo ahora, que ya no está, cuando no me cueste llamarlo por su nombre de pila). A Sergio, tuve el privilegio de conocerlo durante mis años de estudiante en la Facultad de Filosofía y Letras de la UAB. Desde que acudí a aquella primera de sus magistrales clases sobre literatura decimonónica, en segundo ciclo universitario, siempre que pude procuré matricularme en cualquiera de sus materias.

Con Sergio aprendí cuanto se pueda aprender de Clarín, Galdós, Pardo Bazán, Tolstoi, Gogol... Nadie ha superado todavía hoy, por ejemplo, sus lúcidas y exactas conclusiones acerca de la crítica literaria de Leopoldo Alas, descubiertas tempranamente en la redacción de su tesis doctoral y publicadas por Gredos en 1968.

Mis dos años de doctorado fueron absorbidos por un proyecto de edición de 'El Quijote' para el Instituto Cervantes, dirigido por Francisco Rico; cosas de la efervescencia del quingentésimo aniversario del descubrimiento de América y de su cercanía con el cuadringentésimo de la publicación de la novela cervantina. Aun así, procuré completar mi currículo académico cursando los créditos que impartía Sergio. Con él ahondé entonces en el espíritu romántico de las letras de Espronceda, Ros de Olano, Hartzenbusch, Campoamor, el duque de Rivas... Y pude constatar, a través de las letras de hombres como Domènec Badia, (a) Ali Bey, la imagen y experiencia del magreb marroquí en la España decimonónica.

Pero, por encima del Beser profesor, del Beser catedrático, del Beser sabio (de tanto en tanto la tierra produce un sabio, escribía también de él Vázquez Montalbán), sobresalía el hombre íntegro, afable, cercano. Era el Sergio que trasladaba consuetudinariamente sus clases de doctorado al Casablanca, un legendario local de Sant Cugat: la literatura se aprende bien desde los pupitres de las aulas, pero se vive mejor en las tertulias de café, con un buen vaso de güisqui o, incluso, jugando una partida de billar a tres bandas.

Tras la noticia de su muerte, me siento consternado, abatido el ánimo. Siempre sentiré que me ha faltado un último trago que compartir con él (ya no de güisqui o de café, seguramente, pues su salud era algo delicada en los últimos años) y una última conversación en la que escucharle, más que hablarle, de literatura, del Barça, de Morella, sus tres pasiones. Nunca llegué a cumplir mi promesa de ir a compartir con él un trocito de sexenio en un tercer domingo de agosto. Ya nunca veré su cómplice sonrisa por una temporada perfecta culé. En los últimos años, sólo supe llenarlo de abrazos y de recuerdos a través de Josep, vecino y amigo suyo a la vez que colega mío durante mis tres años últimos de docencia egarense. Las cosas y las gentes se nos caen de la vida tarde o temprano y sólo queda amarlas en el recuerdo. Te recordaré siempre, Sergio.

miércoles, 13 de enero de 2010

JUSTICIA CIEGA.

De la serie Desnudos ©, por Gonksman.

No pretendo sacar a colación la retahíla casuística de injusticias con que la Justicia en España —no digamos en el mundo— nos sorprende última y consuetudinariamente; tanto es así que casi estoy por proponerle al adverbio su acepción religiosa. No pretendo, digo, sacarla a colación; menos aún, traerla en abono de causa alguna. Huelga hacerlo, se me antoja. ¿O hay alguien todavía necesitado de argumentos con que convencerse de las indefensiones, de los agravios, de los abusos, de las torpezas, de la falta de recursos.. que adornan la acción judicial en este país? Realmente, ¿alguien precisa aún que se le ponga en balanza la balanza de la Justicia?

La Justicia es ciega, efectivamente. Y en ello reside el problema. ¿Por qué no le desvendamos los ojos de una puñetera vez? Conviene que sea más justicia que ciega, digo yo. ¡Que vea, hombre! ¡Que vea claramente! Es que, si no, sucede lo que elocuente y metafóricamente dicta la imagen superior: la justicia es hermosa, ciega y se muestra desnuda ante nosotros; pero funciona al ritmo que le tocan.



NOTA: Es éste un texto que guardaba entre borradores de la anterior bitácora, desde hace mucho tiempo. Ni les cuento la de oportunidades que, desde entonces, han surgido para publicarlo. Lo hago ahora a raíz del bodrio intelectual en forma de sentencia con que el juez de lo Penal de Madrid, Ricardo Rodríguez, ha condenado a dos periodistas de la Cadena Ser. Si les interesa la noticia, no se pierdan el artículo de opinión de Juan Luis Cebrián
, del cual tuve noticia gracias a mi querida Hannah.

sábado, 9 de enero de 2010

102.




Sis dies abans que naixés Simone de Beauvoir, naixé la iaia Pepeta.

Són l'existencialisme i l'existència.

martes, 5 de enero de 2010

CARTA A SS.MM. LOS REYES MAGOS.

Queridos Reyes Magos, este año, bla, bla, bla... Me pido la Nueva Gramática de la Lengua Española, que la RAE ha elaborado conjuntamente con las veintiuna restantes de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Ya sé que dispongo de la de Seco, la de Alarcos, la de Gómez Torrego..., la de Bello, e incluso de la de Nebrija en edición facsímil. Pero es que ninguna de ellas es institucional y, por ende, normativa, como tampoco lo es la magna Gramática Descriptiva, cuyos tres orondos volúmenes guardo en mi anaquel predilecto y me tienen robado el corazón y sorbido el seso. De modo que sólo me queda el Esbozo, pero ¿quién se contenta, precisamente, con un esbozo?

Además, la Nueva Gramática de la Lengua Española fue presentada el pasado 10 de diciembre por otros Reyes, SS.MM. de España. Cierto que no son ni Magos ni Queridos —¡viva la república!—; pero pienso que, como sois colegas —en primera acepción, que no creo yo que os vayáis juntos de copas—, posiblemente os puedan pasar una para mí.

Sinceramente agradecido de antemano:

Jnj.
P.D. Gracias por la temporada culé de la hostia que me habéis traído este año.