jueves, 31 de diciembre de 2009

¡FELIZ 2010!


Nada tienen que ver los doce granos de uva con la suerte que seguro que todos tendremos en el año entrante, pero aun así cumplimos gozosos con la tradición —la cual, esta noche, por cierto, se nos hace centenaria—.

Sin duda que nada tienen que ver tampoco con la suerte venidera las pasas lusas, las sobras germanas o las lentejas itálicas. Y ni que decir tiene que, en el giro de nuestras particulares ruedas de la fortuna, nada influyen, asimismo, las piezas de lencería y los gayumbos rojos con que guardar del frío y proteger de la bragueta a nuestras partes pudendas o naturales.

Esta noche, sobre nuestras cabezas, en el último cielo del año, lucirá una hermosa y albugínea luna azul. Carente de significado astrológico especial, a buen seguro que nada tendrá que ver tampoco con una suerte futura; sin embargo, dispondré de unos momentos para ella. No sé si antes o después de las uvas, pero seguro que con los gayumbos colorados puestos.

Os deseo un feliz y enriquecedor año 2010.

De corazón.


domingo, 27 de diciembre de 2009

MENUDO BELÉN SE PUEDE MONTAR.

Belén diseñado por Biel y Clàudia.

Llevo días pensando que debería de colgar alguna entrada, pero reviso los borradores de esta bitácora y , o no me convencen —a saber por qué los guardo, me dirán ustedes, como me digo yo—, o están inconclusos y la pereza me puede. Heme aquí, pues, con que ni que decir tiene que no tengo qué decir.

Acaso lo propio, en estos días de fiestas, fuese hablar —quiero decir, escribir, que no es lo mismo y sí— de San Nicolás; la Natividad; los Santos Inocentes; el despilfarro en compras, consumo eléctrico...

En semejante inoperancia hallábame, cuando, de pronto, me llega un c. e. de mi querida Boni con el que me pone al día respecto del ERE, del cual, en estos tiempos de crisis, no se libra ni Dios. Literalmente.

Estos días, está en boga el tema de expedientes de regulación de empleo. Imposible hablar de un tema de mayor actualidad con los tiempos que corren. Además, ayer, un buen cliente que trabaja en una multinacional en proceso de fusión me comentaba lo interesante, desde el punto de vista del aprendizaje, que era ver cómo los expertos de una prestigiosa consultora estratégica, decidían cuántos despidos debían hacerse y de qué manera, para poder hacer la empresa rentable tras la fusión. Mañana, quiero empezar a poner el belén en mi casa y, como estoy en crisis, antes de hacerlo, he decidido llamar a uno de estos consultores para que me asesore sobre cómo rentabilizar al máximo el tradicional nacimiento. El resultado ha sido sorprendente y, por ello, os lo quiero comentar. Las decisiones que voy a tomar son las siguientes:
  • Pastores: Para nadie es un secreto que, en todos los belenes, hay más pastores que ovejas; parece absurdo, pero siempre ha sido así. Por supuesto, me veo obligado a deshacerme de todos, menos de uno. Instalaré pastores eléctricos (cercas electrificadas) con el fin de controlar a las ovejas, y, una vez instalados, se plantea la posibilidad de, en breve, sustituir al pastor por un perro con experiencia.

  • Personajes gremiales: Es sorprendente la cantidad de artesanos que puede haber en un belén: el herrero, el panadero, el de la leña, el carpintero (haciendo una desleal competencia a San José, quien se ha cogido una baja paternal), el tendero..., y, sin embargo, es también sorprendente ver la escasa cantidad de clientes que hay. La decisión que he tomado es despedir a todos los artesanos. Es duro, pero no queda otro remedio. En su lugar, he contratado a un chino, quien, en un pequeño comercio fabricará y venderá todos los objetos que vendían los artesanos. Si el chino, con posterioridad, decide subcontratar a quince menores para sacar el trabajo, es un tema en el que no nos debemos meter.

  • Posadero: El chino se hará cargo también de la posada. Además, últimamente, habían llegado quejas de atención al cliente por parte de José y María. La posada podría funcionar con el sistema de camas calientes.

  • Lavanderas: ¡Qué manía tienen en los belenes con lavar la ropa! ¡Con lo fría que debe de estar el agua con tanta nieve! Se suprimen los trabajos de lavanderas, que, además, eran ocupados siempre por mujeres. Cada uno se lavará su ropa en los ratos libres, potenciando así la equiparación de sexos en cuestión de tareas domésticas.

  • Ángel anunciador: Suprimidos casi todos los pastores, no tiene sentido la figura de un ángel anunciador. Se sustituye por un anuncio luminoso, en el que, además, se pueden anunciar las ofertas del chino.

  • Castillo de Herodes: A Herodes, le mantengo en su puesto; no es que haga mucho, pero manda, y no es cuestión de ponerse a despedir directivos. Soldados, me quedo con dos, por razones de seguridad (que bastante calentita está la zona), pero los externalizo. Los contrataré por medio de Prosegur-Castillos, para que me presten servicio como guardas de seguridad. Ahorro en costes fijos y gano en flexibilidad.

  • Paseantes varios: Es sorprendente ver la cantidad de personajes que abundan en un belén sin hacer nada, absolutamente nada. Todos despedidos. Esto lo teníamos que haber hecho ya hace tiempo.

  • Paseantes con obsequios: He observado que otro grupo de paseantes, algo menos ociosos, pero no mucho más productivos, se dirige hacia el portal con la más variada cantidad de objetos. Uno con una gallina, otro con una oveja, otro con una cesta, otro con un atillo (¿qué llevará el misterioso personaje del atillo en su atillo?)... Puesto que todos tienen el mismo destino, organizaré un servicio de logística para rentabilizar el proceso. Despediré a todos los paseantes, uno de ellos se quedará con nosotros a través de una ETT y, con ayuda de un animal de carga, recogerá las viandas cada tres días y las acercará al portal.

  • Reyes Magos: Por supuesto, con un solo rey hay más que suficiente para llevar el oro, el incienso y la mirra. Elimino a dos reyes y sendos pajes y camellos. Posiblemente me quede con el rey negro para no ser acusado de racista; además, es posible que quiera trabajar sin que le dé de alta. Tengo que estudiar también la posibilidad de dejar tan solo el incienso y vender el oro y la mirra a otra compañía, ya que se debe reducir al máximo la inversión en regalos de empresa.

  • Mula y Buey: La única función de estos animales es dar calor. Esta función será desempeñada por una hoguera, cuyo gasto de mantenimiento es mucho menor. Realizaré un assessment center con ambos animales y el que lo supere trabajará como animal de carga en el servicio de logística antes mencionado.

  • San José y la Virgen María: Está más que demostrado que el trabajo que hacen ambos en el portal puede ser desempeñado por una sola persona; de modo que se pueden evitar dos bajas: la una, de maternidad; la otra, de paternidad. Por razones de paridad, me quedo con la Virgen María y, lamentablemente, he de despedir a San José (¡con lo que había tragado el hombre en esta empresa!).

  • El niño Jesús: A pesar de su corta edad, posee mucho potencial y, además, parece ser que su padre (el de verdad, no el putativo) es un pez gordo. Lo mantengo como becario con un sueldo de mierda, hasta que demuestre su valía.

El Belén queda, pues, de la siguiente forma: Un pastor con ovejas en un cercado, un chino con un comercio-posada de 24 horas, Herodes y dos guardas subcontratados, un paseante, por ETT, con la mula (o el buey) haciendo repartos, el rey negro (ilegal), la virgen y el niño.

Va a ser más soso que otros años, ¡pero me he ahorrado una pasta!

En fin, yo, como aquel otro, me lavo las manos, que me da que esto es meterse en belenes y que, al montar así el belén, puede montarse un buen belén.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

martes, 15 de diciembre de 2009

LOTERÍA BITACORERA.

De mi querida Hannah, recojo, en estos días de Adviento, una buena iniciativa lotera para que se difunda a través de la red bloguera. He de elegir a sólo cinco (¡lástima entre las lástimas!), de modo que paso el testigo, por si interesa, a:

Las instrucciones son las siguientes: Podéis participar todos aquellos blogueros que lo deseéis; bastará con difundirlo en vuestros blogs creando un enlace a este artículo de Alas de Plomo. Evidentemente, se trata de compartir y regalar suerte a nuestros amigos, así que también hay que ser generosos con ellos invitando a su vez al menos a otros cinco blogs a participar con nosotros de esta iniciativa, e incluirlos en vuestro artículo debidamente enlazados, como acabo de hacer yo aquí. Una vez realizados estos dos sencillos pasos, dejáis un comentario con el enlace a vuestro artículo en la entrada antes mencionada de Alas de Plomo y se os confirmará el número de participante. Asimismo, en él encontraréis una información exhaustiva de la iniciativa.

sábado, 5 de diciembre de 2009

SESQUI.

Azarosamente, hace unas semanas fuime a dar de bruces internautas con el siguiente palabro: hipopotomonstrosesquipedaliofobia. Y, en los últimos días, semejante hipopotomonstruosidad del lenguaje verbal me aparece hasta en la sopa: en la sopa televisiva, en la conversacional, en la del aula... Alguna vez, por culpa mía, lo admito.

Supuestamente, o no, este espurio engendro léxico pretende ser el hipertrófico significante con el que dar cuenta de la aversión que determinadas personas experimentan ante la pronunciación de palabras supratetrasílabas —más exagerado resulta el límite silábico que establecen los frikipédicos al definir este miedo irracional como suspicacia psicopatológica a los megavocablos plusendecasilábicos—.

El DRAE no recoge el término —a Dios gracias carece de aceptación científica—; pero éste se halla incluido en numerosos glosarios de psicopatologías. De hecho, a esta fobia se la conoce también mediante una acertada reducción: sesquipedaliofobia, que tampoco el DRAE recoge. De lo que sí da cuenta nuestro normativo lexicón es de diversas entradas de términos formados a partir del prefijo 'sesqui-' (etimológicamente, 'una unidad y media'), entre los cuales figura 'sesquipedal' ('de pie y medio de largo'), adjetivo que, ya hacia 1580, fecha de incorporación del neologismo, muy probablemente proveniente de la expresión horaciana 'sesquipedalia verba', desarrolló el significado de 'enorme'.

Hasta aquí, vale; pero, ¿y el resto de sílabas hasta llegar a trece? "Más madera!", como gritase Groucho. Hipopoto nos lo quieren colar los de la Pérfida Albión lingüística con el sentido de 'grande'¹. No obstante, el oyente, inconsciente pero sabiamente, sabe relacionar estas primeras cuatro sílabas con la ingente mole cárnica del simpático (sic) paquidermo fluvial. Y es que hipopoto no es más que una infeliz amputación, una horrísona apócope de 'hipopótamo', que, como es sabido, se trata del compuesto culto resultante de los lexemas ίππος , 'caballo' y ποταμός , 'río'.
Monstro, las dos siguientes sílabas, no necesita mayor explicación y, aunque cabe recordar que 'monstruoso' es también en castellano 'excesivamente grande', la acepción de 'contrario al orden de la naturaleza' supone todo un adelanto lexemático de lo que ha de ser finalmente el palabro resultante.

Y, para remate, fobia, que sí es acertado por cuanto nos remite a una aversión de naturaleza psíquica²; pero que parece llegar tarde a la secuencia: once sílabas tarde —diría— y tras las dos extrañas oes de apoyo final en los segmentos anteriores y un errático y gratuito enlace mediante el diptongo -io-.

No sé quién sería el aventajado que acuñó el término, pero injirió en él una buena dosis de cinismo. Puedo imaginarme la escena: el señor X sale de la consulta del psicólogo y se encuentra con su amigo, el señor Z, quien de inmediato se interesa por él. "Pues me ha dicho que padezco hipopoto..." Tras la cuarta sílaba, el señor X comienza a angustiarse, suda. El diagnóstico le está haciendo un flaco favor y no le sirve sino para empeorar. Prueba entonces a informar a su amigo Z con el acortamiento "sesquipedal..." Inútil; el acortamiento no lo es suficientemente. Acaso si, sencillamente, el señor X sufriese una sesqui...


NOTA: La posible historia del señor X es posible que algún día componga una secuencia en cualquier filme de Woody Allen. Mientras, a mí me recuerda a mi querida mami y su imposibilidad para informarme de su nivel de triglicéridos, lo cual provoca siempre, indefectiblemente, una refrescante situación de hilaridad entre nosotros. Pero, claro, mami no sufre de sesqui.

¹) En el portal de Fobias, por ejemplo, se recoge sin ambages esta bastarda acepción, la cual encuentra explicación en la entrada List of phobias de la Wikipedia inglesa, donde, al hablar de "hippopotomonstrosesquipedaliophobia", se dice according to the Oxford English, "hippopotamine" has been construed as large since 1847.

²) El mal de todo radica, sin duda, en el abuso que cometemos de la vastísima información que internet pone a nuestra disposición. Nos la tragamos y la asumimos indiscriminadamente, como si fuese la única posible y, cuando Wikipedia la sanciona, se convierte en poco menos que palabra de ley. O sea que si Google arroja 36.500 hipopotomonstrosesquipedaliofobias en tan sólo 24 seg. y Wikipedia le da asilo, resulta necesaria su existencia. Sin embargo, no debiese ser así. Hasta donde he sido capaz de averiguar, "hippopotomonstrosesquipedaliophobia" fue usado por vez primera como un acertijo con marcado sentido irónico en el episodio inicial de la serie de libros "Brainiac Series Five", los cuales están basados en el programa homónimo de TV, cuya ciencia suena siempre a cuchufleta (¿recuerdan la versión del canal Cuatro? Si no, piensen en El Hormiguero actual). Nótese al respecto cómo la famosa enciclopedia en línea —a la cual no quisiese denostar—, en su versión inglesa, no da entrada al término y se limita a recogerlo en su página List of phobias, bajo el epígrafe Jocular and fictional phobias, junto a otras extravagancias de la terminología psicoanalítica como la venustraphobia, 'fobia de la trampa de Venus', la cual se define, de acuerdo con un artículo publicado por BBC News, como 'miedo a las mujeres hermosas'. Qué horroroso horror, no me digan. Ojalá yo sufra de caliginefilia.